Una de nuestras primeras máximas cuando creamos Minimae fue que «no siempre hablaríamos sobre nosotros«.
Así lo hemos hechos con personajes ilustres tipo Miguel de Cerventes o Andy Warhol, pero hasta hoy no nos habíamos adentrado en seres de «carne y hueso», cual Minimae, que disfrutan y sufren aventuras similares a las nuestras.
Como sabes, proyecto Minimae nació por y para Internet pero desde el principio supimos que no podíamos prescindir del cara a cara. Desde hace varios meses hemos descendido de la nube a lo terrenal y dos ferias de relativa importancia han tenido a bien adoptarnos. La primera, El Nómada Market, que en un restyle increíble, cambiaron el ambiente ferroviario de la estación de Chamartin por los olores propios del Mercado de la Cebada.
Nuestro segundo contacto con la realidad fue el pasado mayo en la feria MASQUELIBROS, donde llevamos, en exclusiva, nuestro Proyecto Gutenberg by Minimae. Ambos los hemos disfrutado desde principio a fin.
Y uno de los aspectos con el que más hemos disfrutado (y aprendido) ha sido con el de los propios expositores, mis nuevos compañeros de batallas. ¿Por qué? Acostumbrado a venir del mundo de la gran empresa dónde una patada en la espinilla es lo menos que te esperas cuando pasas el torniquete de entrada, el ambiente entre compañeros en estas ferias es completamente distinto. Los mal pensados dirán que «así es fácil» que «verse de pascuas a ramos te hace lucir tu mejor cara, la cínica», sea como fuere, (que no lo creo) me he encontrado con gente abierta, amable, dispuesta a ayudar e, incluso, a valorar lo que haces.
Este descubrimiento me va a dar para hablar de muchos compañeros del metal, «ferientes» porque es lo que somos (permitidme que me una al gremio). Compartir escaparates con mi admirado Igor (Señor Bermudez), por cierto, el martes en Olavide a las 2, Juan Antonio Cerezuela o Ruben Barroso, es, en sí, un privilegio sólo por ver talento tan condensado.
Pero hoy hablaré de unos asturianines con los que he tenido la fortuna de compartir las dos únicas ferias a las que he asistido. Se llaman Daniel y Mónica y regentan desde el 2012 el proyecto MS Aventuras Literarias.
Lo que es la vida. La primera vez que me topé con la barba poblada de Daniel fue en un Nómada hará ¿3 años? Estaba sólo, con cara aburrida. Me acerqué, bicheé por encima y pensé para mis adentros: «¿de qué c… vivirá esta gente?»
Cual es mi sorpresa que varios años después me vuelvo a encontrar con ellos. El «aburrido» Daniel se había transformado en un agradable compañero y descubro, además, que su stand es con diferencia el que más atracción atrae. Entonces vuelvo a preguntarme «¿pero que C.. vende esta gente? ¿No es papel? ¿No hablan de libros? ¿Pero no decían que el papel y los libros estaban muertos?»
Entonces voy y descubro el milagro de los panes y los peces.
Una breve explicación: Aventuras Literarias hace planos literarios de grandes escritores de la literatura universal. Hablaré del último que han sacado: el Madrid de Don Benito Pérez Galdos.
Portada y plano interior del Madrid de Galdós
En gran formato plegado (70 cm x 100 cm) introducen en una cara el plano de Madrid de 1883 y sitúan más de 150 localizaciones del Madrid de Galdós: domicilios de los protagonistas, los cafés que frecuentaban, los comercios de la época, espectáculos, lugares públicos e iglesias.
En la cara «b» una vista de pájaro de la city madrileña en 1873 con los principales edificios del Madrid de Don Benito identificados, así como abundante información sobre las localizaciones de 15 de sus novelas, entre ellas, como no, mi preferida: Fortunata y Jacinta. Además, con el plano (que por cierto viene empaquetado en una carpeta para que no se eche a perder) se incluye un acceso a los ebooks de sus novelas y acceso a un Atlas Literario Digital con más de 200 localizaciones.
El ejercicio de documentación es increíble y muy adecuado para los enamorados de sus novelas. Son verdaderas rutas extrapolables a a la actualidad que perfectamente podrían figurar entre las rutas turísticas de ciudades (si no lo son ya), es más, te indican en el plano si el edificio/comercio/café… se mantiene en la actualidad o si fue derruido o reemplazado por otro. En el caso de Pérez Galdós resulta apasionante descubrir aquellos rincones que todavía hoy perduran, una forma diferente y rica de interactuar con las novelas y, de paso, conocer las ciudades de las que habla.
Es evidente que, como dicen los marketinianos, han dado en el clavo con el nicho de mercado. El producto es inmejorable. Dan «más por menos» (¡18 euros!) y, es casi imposible de plagiar. Tanto es así que su expansión es más internacional que nacional; el plano de Sherlock Holmes, por ejemplo, tiene a sus principales clientes en tierras del protagonista.
Algunos detalles de la vista de pájaro y de lo localizaciones del plano de Galdós
Pero si su producto es un bombazo, verlos a ellos en acción es casi mejor. Cual coreografía bien interpretada, comienzan a contar a quien les quiera ecuchar las bondades del producto, de las más generales a las más específicas. Una, dos, tres… y cuando crees que después de ese precio no puede haber más, siguen envolviéndote con más y más información REAL de sus planos. Conclusión: te lo llevas con la sensación de haber encontrado una pequeña joya.
Esta es la parte profesional del proyecto MS Aventuras Literarias. Una auténtico disparo en la frente a aquellos que aún siguen quejándose de que los libros, los discos, las pelis o cualquier formato «condenado» a desaparecer no es susceptible de venderse. Amigos. La clave está en qué das, cómo lo das, cómo lo trabajas, por cuanto lo vendes y cómo lo vendes. Ahora, todos a aprender, incluido el que escribe.
Decía que esta es la parte profesional de proyecto, pero no hablaría de ellos si no fueran dos cracks como personas. No voy a entrar en pormenores, me los guardo para mi y para esas cervecitas en Segovia. Me vale con una palabra: Gracias.
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