Nada más entrar al estudio de Mari Quiñonero comprendí por qué me había enamorado de ella. Artísticamente hablando, se entiende. Para mí, mi Amalita no tiene precio en todo lo demás. 🙂
Estudio de Mari Quiñonero. Foto Ale Megale para la revista singularesmag.com
Es más, Amalia y yo nos enamoramos a la vez de ella, una mañana del mes de febrero, en Heredero de Crispín, ¡como no!, metiendo mis narices en su trastienda mientras Violeta enmarcaba una de sus obras. El flechazo fue INSTANTANEO. Lo pongo en mayúsculas porque quiero gritarlo a los cuatro vientos y no sé cómo hacerlo con el teclado.
– Pregúntale ahora mismo quien es esta chica – me dijo Amalia.
Antes de que acabara la frase ya lo estaba haciendo (sabía que era chica por su firma, clara, limpia, elegante, femenina, como todas sus obras: «Mari Quiñonero»)
Hice unas fotos de «estrangis» y se las envié a Ana, mi AA (asesora artística). Las fotos eran peor que malas, desenfocadas y oscuras.
A pesar de ello Ana me contestó al instante. Transcribo el Wp: «estás en Arco? es collage? q elegante!»
No estaba en Arco, era una collage y su definición, a pesar del fotógrafo, fue perfecta: Elegancia.
Y aunque el amor no atiende a razones te voy a dar las mías (y las de Amalia) de por qué nos enamoramos de ella.
1- Por Su elegancia. Vale. Ya te lo he dicho antes. Pero es que Mari Quiñonero lo es en estado puro. Esa elegancia innata que tenían Audrey Hepburn, Jackie Kennedy o Grace Kelly, por poner algunos ejemplos. Pocos artistas, además, son capaces de ir más allá de las modas o asimilarlas con total naturalidad, sin esfuerzos, sólo en manos de los que nacieron con ese don. Trabaje el material que trabaje, sus creaciones nos trasladarán a un lugar idílico en el que nos gustaría estar, o al que nos gustaría parecernos.
Mujer con labios rojos y abrigo
Mujer con labios rojos y abrigo junto al retal de tela con el que trabajó Mari
2- Por su feminidad. Ojo. No todos las mujeres elegantes son femeninas. Mari desprende tanta elegancia como feminidad. Su forma de entender el arte es femenino, sensual, sugerente, sin necesidad de caer en el erotismo o la provocación para llamar la atención. Referencias para la señorita Quiñonero como Delacroix y su huérfana en el cementerio nos enseñan cómo ser el paradigma de la feminidad sólo con talento. (gracias, Delacroix por mostrarnos tu otro lado)
Delacroix. Huérfana en el cementerio. Referente artístico para Quiñonero
3- Por su sencillez. Los anteriores puntos son Minimae cien por cien. Este lo es un ciento veinte. Minimae viene de mínimo, sencillo, «menos es más» o «menos pero con mejor ejecución», como decía nuestro maestro Dieter Rams. Esa es Mari Quiñonero. No necesita recargar sus obras para expresar lo que quiere y eso demuestra mucha madurez. A través de esa sencillez, sin ninguna licencia que no sea los retales que elige para acompañar a sus modelos o el carmín de los labios, Mari nos conduce a lugares sugerentes, atemporales, siempre elegantes, femeninos, sencillos…
Mujer de labios rojos, camisa y retal
4 – Por enseñarnos a mirar. Y para muestra las tres obras que te presentamos en Minimae. A través de las telas, guía al espectador hacia los lugares que ella quiere. Las tres modelos son idénticas, tan sólo cambia la tela y ese pequeño detalle, como decía Cary Grant, es el que las hace completamente diferentes.
Los tres collages junto a sus retales
5- Por su halo de misterio. ¿Te has dado cuenta de que en ninguna imagen se le ve su cara? Cuando escribí el post de Paula Valentim lo titulé «la artesana sin rostro». Estoy seguro que de haber conocido antes a Mari le habría puesto ese mismo título. La señorita Quiñonero no es difícil de fotografiar, es lo siguiente. Su chico, Ale Megale, un magnífico fotógrafo profesional, me lo advirtió con sonrisa socarrona. «¡Imposible!»
Algún malintencionado pensará que es «es difícil de ver». Todo lo contrario. Su ojos de un verde intensísimo bien merecerían fotografiarse, pero ni Ale lo ha conseguido, ni, evidentemente, yo.
En cualquier caso, Mari quiere que sus obras hablen por si solas. Para posar ya tiene a sus dos galgos Hugo y Manolo y la pequeñita, Alabama, con serias posibilidades de que acabe llamándose Carmencita 😉
Carmencita se relaja…
…y Manolo me observa de soslayo
Y ahora te dejo con estas tres joyitas que os presentamos en Minimae. Tres collages tridimensionales gracias a los pliegues que Mari imprime a los retales de tela. Tres modelos de elegancia, feminidad, y ¿por qué no? de misterio… ¿o acaso las ves el rostro?
Mujer con labios rojos y abrigo
Mujer con labios rojos y cuello
Mujer con labios rojos y camisa
Una mañana de domingo con Mari
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