Nada más traspasar la puerta de Heredero de Crispín tienes la sensación de haber entrado en un túnel del tiempo y encontrarte en pleno siglo XIX. En general, las tiendas de marcos tienen la fea costumbre de mostrar sus productos acompañados de «láminas» de gusto lamentable. En Heredero, las obras de arte tienen todo el protagonismo, muy por encima de los marcos, y si no fuera por el muestrario de maderas que se exhibe en una de las paredes, podría pasar por la antesala de un anticuario. Pero, ¿como llegué a Heredero de Crispín?
Juan Carlos en plena faena (foto Simmon Said)
En el mes de febrero estaba a punto de tirar la toalla con la enmarcación. Si habéis enmarcado alguna vez (y no hablo de ir a Ikea y comprar 20 marcos de todos tamaños) sabréis que hay que estar preparado para el sablazo final. Es lógico. Una buena enmarcación es un trabajo artesanal complejo, más de lo que creemos, y es normal que se pague y bien. Pero en mi caso, no podía incrementar el precio de las obras de Minimae en exceso, así que mi proyecto de encontrar un enmarcador a buen precio estaba a punto de irse al garete.
Conocí Heredero de Crispín, a través de mi amiga Virgina de Virsurú, magnífica plegadora de origami con la que estamos trabajando en otros proyectos. «¿Qué no conoces a Heredero de Crispín? Trabaja una técnica recuperada del siglo XIX, se llama «enmarcación en papel», a medida y a un precio increíble». Música celestial para mis oídos.
Lo más increíble de todo es que la enmarcación en papel, Heredero de Crispín y Juan Carlos, su dueño, cumplían uno por uno todos los mandamientos Minimae que os detallé hace unos días. Os recuerdo los más importantes y los pongo en «boca» de Heredero:
1-Menos es más. La enmarcación en papel es una técnica minimalista en la que la obra tiene todo el protagonismo. Esto no quita que este tipo de enmarcación sea elegante, estética, sobria y discreta.
2- Heredero de Crispín es Slow en el mejor sentido del palabro, o lo que es lo mismo: gusto por el trabajo bien hecho, a mano, con talento. Juan Carlos, el alma de Heredero, estudió restauración y conservación de obras de arte. Su pasión por la pintura es un modo perfecto para estar en contacto directo con la obra, un trabajo que nunca se puede hacer con prisas.
3- Que la enmarcación en papel es atípica sobra decirlo. De todos los que estamos leyendo este post, no creo que conozcan esta técnica más de tres personas, y entre ellas se encuentra Juan Carlos, Virginia (Virsurú) y Mari Quiñonero, a quien descubrí curioseando en la tienda y que ya forma parte de la familia Minimae (bendita curiosidad, Pepe). Que levante la mano quien no cree que trabajar con técnicas de hace dos siglos no es toda una heroicidad «atípica», tan atípica como mis amigos de Industrias lentas y su trabajo fino y a mano con las tarjetas Minimae.
4- Ganar para vivir, no vivir para ganar. Productos hechos a mano, con talento…y al alcance de todos. Si queréis enmarcar con gusto, a precios asumibles para todos los bolsillos, Heredero de Crispín es vuestro lugar. Creerme. He dado muchas vueltas para acabar aquí.
5- La enmarcación en papel tiene una bonita historia que contar. No digo que los marcos Ribba de Ikea no nos hayan salvado la vida en alguna ocasión. Pero ni en estética ni en historia pueden competir con los marcos de Heredero. A Juan Carlos le pregunté cómo había desempolvado esta técnica: » El tipo de enmarcación la conocía porque tenía en casa alguna pieza enmarcada así, pero quienes de verdad me pidieron que la recuperara fueron mis amigos los Juanes, los dueños de Tado y Bazar«.
6- Heredero de Crispín es atemporal. El gusto de Juan Carlos por la pintura del XIX, la recuperación de técnicas olvidadas, la pequeña tienda en el barrio de las Letras para la que parece que el tiempo se ha detenido… sólo tiene sentido si un proyecto así está por encima de modas pasajeras.
Y para quien le pregunte a Juan Carlos por el nombre Heredero de Crispín, os adelanto su respuesta: «Por nada. Me gustaba el juego de palabras, su significado, el regusto a antiguo… Además, don Eleuterio Crispín es un personaje de Moratín. ¿En qué calle está esta tienda?» Miro por la ventana. Moratín 25.
Para finalizar, una recomendación. Si os animáis a ir a Heredero de Crispín y podéis escaquearos de vuestras obligaciones por una hora, hacerlo un día entre semana, un mañana de martes, por ejemplo. Daros una vuelta por el barrio, tomaros algo en alguno de los cafés de la zona. El barrio de las Letras es la zona más tranquila y especial de Madrid si huyes de las noches de los fines de semana. Merece la pena conocer su cara más amable.
Juan Carlos, el motor de Heredero de Crispín
Estanterías de la tienda Heredero de Crispín
Urna realizada con la técnica de enmarcación en papel
Detalle de las herramientas de la tienda
Detalles de restauración
Otro de los rincones de Heredero de Crispín
Pinzas de prensión del marco
Obra de Cristina Ripper enmarcada por Heredero de Crispín para Minimae
Obra de Eden Some enmarcada por Heredero de Crispín para Minimae
Obra de Derek Overfield. Heredero de Crispín. Minimae
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